Personaje

Una mejor forma de crear los personajes de una novela

Crear los personajes de una novela

Crear los personajes de una novela

—Cuénteme.

—Doctora, creo que tengo un problema de identidad —comenzó Edo con una voz que aún buscaba palabras en el techo blanco—. En la primera página de mi vida soy un gigante, pero en la página 100 soy un enano.

—Parece normal —lo miró la doctora Rodríguez, tratando de estudiarlo—. Todos tenemos días en que nuestra personalidad parece ser diferente.

—Pero lo que me pasa es muy diferente, doctora. No solo mis sentimientos cambian, también mi personalidad y hasta mi físico. En dos escenas similares me comporto como dos personas totalmente diferentes.

—¿Y cuál cree que pueda ser la causa de este problema?

—Creo que es culpa de mi creador —sentenció Edo.

La doctora Rodríguez bajó el cuaderno de notas donde hasta ahora había estado tomando apuntes. Dejó el estilógrafo LAMY sobre el cuaderno y, con la misma mano, se quitó las gafas. Las mantuvo en su mano izquierda mientras estudiaba a Edo en silencio. Él estaba, a su pesar, acostado en el sofá de cuero negro que estaba frente a la poltrona donde ella estaba sentada. Le hubiera gustado que él estuviera sentado: así podría ver sus ojos. Pero él se había recostado tan pronto ella le dijo que se acomodara como quisiera, que se recostara en el sofá si así se le hacía más fácil hablar. Pero en esos momentos le hubiera gustado verlo a los ojos y saber si él le estaba tomando el pelo o solo estaba usando esas metáforas literarias debido a su profesión. Edo era escritor. Eso era lo que había puesto en el formulario que le hicieron rellenar cuando pidió la consulta. Pero además de ese detalle, su nombre completo, dirección y edad, la doctora no sabía absolutamente nada de él. Pensó encararlo y preguntarle si se estaba burlando de ella, pero le pareció poco profesional y decidió seguir con la terapia y escuchar lo que él decía. Además estaba esa extraña sensación que sentía desde que él entró al consultorio.

—¿Culpa del creador? ¿De Dios?

—Puede ser. —Un pequeño silencio—. Yo no tenía una personalidad clara antes de que mi historia fuera contada. No me diseñaron bien.

—¿Cómo debiste haber sido diseñado? —dijo la doctora Rodríguez mientras anotaba dos palabras en el cuaderno—. Eres escritor, ¿verdad?¿Cómo diseñas a tus personajes?

Edo, como lo había hecho hasta ahora, miró el techo en busca de palabras. Vio algunas de estas dibujándose en las intrincadas formas que los diminutos puntos de pintura blanca formaban. Luego, repentinamente, se sentó. Los codos fueron a descansar en sus rodillas; su mentón fue a descansar en sus manos entrecruzadas. La mirada de Edo se posó en la atónita mirada de la doctora Rodríguez. El movimiento repentino de Edo la había sorprendido. Los ojos, que mostraban a su vez confusión y lucidez, la habían desorientado.

Lo básico

—Antes de escribir una novela creo un perfil de cada personaje principal —comenzó a relatar Edo mientras reforzaba sus palabras con dibujos que sus manos hacían en el aire—. Describo el físico del personaje, su información personal y sus gustos.

—¿Como una hoja de personaje en un juego de rol?

—Si, exacto —contestó Edo inseguro—. Pero la verdad, me parece un paso un poco aburrido.

—¿Y funciona?

—Más o menos —respondió Edo mientras dejaba que su espalda lo halara hasta el respaldar—. ¿Cómo lo haría usted doctora?

La doctora Rodríguez volvió a bajar el cuaderno de notas, volvió a dejar el estilógrafo sobre este y volvió a quitarse las gafas para examinar a su paciente. Esta vez sí encontró los ojos de Edo que la miraban fijamente, seriamente, atentamente esperando la respuesta. La doctora bajó la mirada con cierta timidez. No encontró a su derecha, en la réplica del cuadro de Miró, la respuesta que le hubiera gustado dar en esos momentos. No encontró a su izquierda, en el estante de libros de psicología, la respuesta que ella estaba buscando en esos momentos. Miró sus notas y, repitiendo que ese paciente era como cualquier otro, se puso las gafas de nuevo.

Las tres capas

Las capas

Las capas

—Yo creo que trataría de construir al personaje en tres capas —decidió responder—: una física, una mental y una emocional. Para crear un personaje verídico se deberían explorar esas tres capas.

—¿No las estoy cubriendo?

—Creo que solo está cubriendo la física y parte de la emocional —se detuvo un segundo para aclarar sus ideas—, pero me parece que falta un mejor desarrollo de la capa mental y emocional —otro silencio—. Es el conflicto entre lo que una persona piensa y lo que siente lo que hace interesante a un personaje.

Edo permaneció en silencio unos momentos. Sus ojos miraban el cuaderno que la doctora Rodríguez también miraba. Los dos veían cosas muy diferentes: ella veía las notas que hasta ahora había tomado, tratando de explicarse a sí misma la sensación de falta de control que aquel paciente la hacía sentir; Edo miraba en el borde del cuaderno de notas ideas que nacían en su mente y se convertían en preguntas que quería hacerle a la doctora.

—¿Cómo se forma la capa emocional?

—Difícil pregunta —contestó al mismo tiempo que escribía la lista en su cuaderno—. Quizá en parte nacemos con ella, en parte es la educación que recibimos, las ideas que tenemos. En pocas palabras, la capa emocional se va formando con las experiencias que vivimos.

—Pero la capa mental puede controlar la parte emocional.

—Si —aceptó la doctora Rodríguez—. Pero con mucho esfuerzo.

—Por eso es que la gente no cambia.

Ahora fue Edo quien miró a la doctora fijamente: estudiándola, analizándola. La doctora Rodríguez era una mujer hermosa: su rostro ovalado estaba enmarcado por un cabello lacio que no alcanzaba a llegar a sus hombros; su cuello largo se perdía en una blusa blanca que mostraba discretamente un cuerpo levemente delgado. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Edo: esa mujer era exacta a la que tantas veces aparecía en sus sueños. Por un momento pensó, incluso, que él podía cambiar su físico con tan solo pensarlo. ¿Ella no tenía acaso el cabello largo cuando entró en el consultorio?¿Fantasía?¿Súcubo?

—Quizá se explique mejor con un ejemplo —lo sacó la doctora de su perplejidad mientras se rascaba los cuernos que sentía iban a salir de su frente—: una persona educada bajo la religión católica puede pensar que el hombre es polígamo por naturaleza, pero al ser infiel se siente mal. Este sentimiento entra en conflicto con su forma de pensar, haciendo más difícil la toma de decisiones y la aceptación del resultado de esas decisiones. Pero después de que la infidelidad se repite una segunda, tercera vez, el sentimiento de culpa va desapareciendo. La capa mental y las experiencias van cambiando, poco a poco, la capa emocional.

—¿Es su caso doctora?—trató de bromear Edo.

—Es el caso de muchos —sostuvo su mirada—. Además estoy completamente soltera.

En el corto silencio que siguió, la doctora Rodríguez aceptó que Edo no era un paciente como cualquiera. ¿Pero qué lo hacía diferente?¿Qué hacía que ella se sintiera confundida? A pesar de que sentía la necesidad de seducirlo, la doctora desechó rápidamente una atracción física. Era diferente. ¿Qué era? No pudo, sin embargo, evitar escribir en sus notas: ¿es o no?

El mejor método de crear a los personajes

Personaje

Personaje

—Pero entonces, ¿cómo se puede diseñar a un personaje? —Edo rompió el silencio.

—Quizá de la misma forma como uno conoce a las personas con las que se relaciona. ¿Cómo lo haces tú?

—Indudablemente lo primero es el físico —respondió inmediatamente Edo. La continuación de su respuesta no fue tan inmediata—. Luego uno conoce la capa mental tras las conversaciones que uno tiene con la otra persona. Finalmente se conoce la capa emocional al ver las acciones de esta.

—Exacto. De pronto la mejor forma de crear a un personaje es seguir ese orden: primero describirlo físicamente y luego contar la historia de la novela desde la perspectiva del personaje. Así se puede mostrar lo que piensa el personaje y como realmente actúa frente a un suceso.

A Edo le gustó la respuesta. En vez de perder el tiempo creando perfiles aburridos, podía contar el argumento de la novela desde un punto de vista diferente. Era una forma más creativa de crear a los personajes y además le ayudaba a explorar la historia misma. Edo sonrió; Edo le regaló una sonrisa a la doctora que la hizo bajar la mirada por segunda vez. Ella, con la mirada fija en las notas, habló más para el cuaderno que para él.

—Entonces, volviendo a tí, ¿cómo te diseñó tu creador?

—Creo que hasta ahora lo está haciendo —la sonrisa en su rostro se deshizo—. Y a ti también doctora —concluyó—. Y a ti también

 

Diálogo

Esta es la forma correcta de escribir los diálogos

Diálogo

Diálogo

No pudo contener la rabia al entrar en la habitación. Ella estaba sentada frente al portátil, su portátil, leyendo, quizá leyendo su novela. Tres pasos rápidos lo llevaron hasta el pequeño escritorio donde escribía todas las mañanas y con un gesto brusco giró el portátil para ver lo que ella estaba leyendo. Sí, estaba en lo correcto, Lina estaba leyendo la novela en la cual había estado trabajando por los últimos cinco meses.

—¿Quién te dijo que podías leer eso?.

Lina lo miró entre sorprendida y asustada.

—El computador estaba abierto —dijo con una voz aún quebrada.

—¡No me gusta que nadie lea mis escritos! —exclamó de nuevo—. Menos aún cuando están sin terminar.

Ella no respondió. Vio los ojos encendidos que al principio la habían asustado y, con calma, se levantó de la silla, le dio la espalda y caminó hasta la puerta. En la puerta se detuvo y, sin girar a mirarlo, le dijo tranquilamente:

—Pues deberías hacerlo. Todos los diálogos están mal.

La puerta se cerró. A Edo aún le desconcertaba la forma como Lina podía mantener el control. A veces lo enfurecía; a veces lo hacía sentir culpable. Pensó en seguirla y pedirle disculpas, pero le preocupaba más lo que había dicho y, por ello, se sentó en la silla que ella había estado ocupando hasta hace pocos instantes. Miró el documento que aún estaba abierto en su portátil y estudió con calma los diálogos. ¿Qué quería decir ella con que los diálogos estaban mal? Se leían bien, pensó Edo. Él era bastante autocrítico y había revisado esos diálogos tres veces. ¿O cuatro? Edo levantó el rostro y fijó la mirada en la pequeña librería que lo enfrentaba. Pasó por la tapa de algunas de las novelas que yacían en los estantes. Podría levantarse y revisarlas. Pero eso ya lo había hecho. Era mejor levantarse e ir hasta el cuarto a pedirle disculpas a Lina. Lo pensó un poco: algo en su mente le decía que no fuera, que no le pidiera disculpas. Pero tarde o temprano lo haría. Siempre lo hacía. Edo cerró el computador y cogiéndolo en su mano izquierda se levantó.

Encontró a Lina en la cocina: estaba preparando café y tostadas. Edo pidió disculpas apenas entró a la habitación y se sentó en la pequeña mesa cuadrada donde yacía un libro abierto, con la portada hacia arriba y las páginas, más bien amarillentas, sobre un mantel individual que habían puesto hace muy poco. Lina no giró cuando dijo que no importaba, pero Edo sabía que importaba y pidió disculpas de nuevo. Dejó el computador, abierto, en diagonal al libro y se levantó para acercarse a Lina.

—En verdad lo siento —dijo—. Sabes que no me gusta que la gente lea mis borradores.

—Si, lo sé. —Sirvió el café y agarrando el pocillo y el plato caminó hasta la mesa—. Pero ahora quieres que te diga por qué están mal los diálogos.

Edo la siguió y se sentó una vez ella se había acomodado.

—Los he revisado bastante y me parece que suenan bien.

—Si. Los diálogos en sí suenan bien. Pero el formato es totalmente erróneo.

—¿Cómo así?

Se usa la raya, no el guion

Lina mordió la tostada y tomó un sorbo de café antes de responder.

—Primero: estás usando listas en vez de la raya.

Edo miró la pantalla y revisó el primer diálogo que vio.

—Cada vez que escribo un guion, el procesador de texto lo convierte en una lista. Así que me pareció fácil escribirlo así.

—Tal vez se vea más fácil pero al imprimirlo en diferentes formatos se va a ver mal —respondió Lina—. Primero que todo, no debes usar el guion, debes usar la raya. La raya es más larga que el guion. Segundo, no debes dejar un espacio entre la raya y la primera letra del diálogo. Así, el procesador no va a crear listas.

Edo intentó. Oprimió una tecla para abrir una nueva línea y comenzó a buscar la raya en el computador.

—¿Dónde está la raya?

—La verdad no sé. Lo que yo hago es escribir dos guiones y al finalizar un texto los reemplazó todos. La raya la busco en el mapa de caracteres.

—Listo —repuso Edo al corregir el primer diálogo—. ¿Eso era todo?

—Desafortunadamente no. —Lina lo miró y volvió a morder la tostada.

—¿Qué más?

Diálogos

Diálogos

Lina parecía no tener afán. Tomo café y miró a Edo, quien la miraba fijamente esperando una respuesta. La taza de café bajó y Lina miró el cielo raso tratando de encontrar las palabras para explicar lo que tenía que decir.

—¿Cómo explicarlo? —repuso—. Si después del diálogo, el comentario del narrador tiene un verbo de habla, este comentario inicia con minúscula. De otra forma, se puede iniciar con mayúscula.

—Entiendo. —Edo oprimió teclas rápidamente y, al terminar, giró la pantalla para que Lina pudiera verla—. ¿Así?

—Sí, exacto —contestó Lina—. No creo que deba añadir que las rayas abren y cierran los comentarios del narrador, ¿cierto?. Por supuesto, si después del comentario el personaje no continúa, no hay necesidad de cerrarlo con una raya.

Como respuesta, Edo la miró con ojos confundidos que trataban de asimilar lo que ella había acabado de decir.

—Quizá es más fácil entenderlo si lo leemos directamente del diccionario de dudas.

Diccionario de dudas

Lina se levantó y salió de la habitación. Sus pasos se escucharon en el cuarto contiguo y, por el sonido de libros moviéndose que llegaba hasta la cocina, Edo pudo imaginarla buscando el diccionario. La imaginó también abriendo la puerta. No tuvo que imaginarla ya mientras se acercaba a él. Lina se sentó frente a su café y, después de un sorbo, abrió el libro donde su dedo índice estaba atrapado por cientos de páginas. Comenzó:

—”Se escriben dos rayas, una de apertura y otra de cierre, cuando las palabras del narrador interrumpen la intervención del personaje y esta continúa inmediatamente después…

“Cuando el comentario o aclaración del narrador va introducido por un verbo de habla (decir, añadir, asegurar, preguntar, exclamar, reponer, etc.), su intervención se inicia en minúscula, aunque venga precedida de un signo de puntuación que tenga valor de punto, como el signo de cierre de interrogación o de exclamación… Si la intervención del personaje continúa tras las palabras del narrador, el signo de puntuación que corresponda al enunciado interrumpido se debe colocar tras la raya que cierra el inciso del narrador.

“Cuando el comentario del narrador no se introduce con un verbo de habla, las palabras del personaje deben cerrarse con punto y el inciso del narrador debe iniciarse con mayúscula… Si tras el comentario del narrador continúa el parlamento del personaje, el punto que marca el fin del inciso narrativo se escribe tras la raya de cierre…

“Si el signo de puntuación que hay que poner tras el inciso del narrador son los dos puntos, estos se escriben también tras la raya de cierre:” (Diccionario panhispánico de dudas)

Los dos se quedaron mirando el libro abierto sobre la mesa. En silencio, por cinco segundos, miraron la página que Lina había estado leyendo hasta esos momentos. Lina finalmente cerró el libro, a pesar de que Edo tenía fija la mirada sobre este, lo tomó en su mano izquierda y se levantó. Con su mano libre tomó un sorbo de café y dejó de nuevo el pocillo sobre la mesa.

—Lávalo —ordenó—, corrige los diálogos y cuando acabes hablamos de otros errores que tienes por ahí.

Edo levantó la mirada y, sin decir nada, vio como ella salía de la habitación.

Diálogos

Escribiendo una escena desde un resumen: ejercicio de escritura

Escribir una novela

Escribir una escena

A través de esta serie de ejercicios vamos a escribir una escena completa al mismo tiempo que vamos a familiarizarnos con las partes que componen una novela. Para ello, es buena idea comenzar leyendo el artículo sobre las partes de la novela que se encuentra en este mismo blog:  Los elementos de la novela.

Resumen

Como se mencionó en el artículo, las acciones que componen una novela pueden contarse de dos formas: como resúmenes o como escenas. En esta serie de ejercicios vamos a partir de un resumen y vamos terminar con una escena que cuenta exactamente los mismos eventos. Vamos a tomar el resumen de una novela famosa: Rojo y negro de Stendhal. Es posible, por supuesto, utilizar una idea propia, un resumen de otra novela o una nota periodística.

Antes de pasar al resumen debo mencionar que un resumen tiene, usualmente, más eventos que las acciones que podemos contar en una escena. Por lo cual, vamos a tener que seleccionar tan solo una parte del resumen.

Comencemos, entonces, con el resumen:

… Al marqués de La Mole, reducido a tratar sólo con Julián, le causó gran sorpresa descubrir que tenía ideas. Le hacía leerle los periódicos, y el joven secretario no tardó en saber elegir los pasajes interesantes. Había un periódico nuevo que el marqués aborrecía; había jurado no leerlo jamás, pero todos los días hablaba de él. Julián se reía. El marqués, irritado contra el tiempo presente, quiso que le leyera Tito Livio; le divertía la traducción improvisada del texto latino.

Un día, el marqués, con aquella cortesía excesiva que solía impacientar a Julián, le dijo:

-Permítame, mi querido Sorel, que le regale un traje azul; cuando le acomode ponérselo y acercarse a mí vestido así, será a mis ojos el hermano menor del conde de Chaulnes, o sea, el hijo de mi amigo el viejo duque.  

Julián no comprendía muy bien de qué se trataba; aquella misma noche probó hacer una visita con el traje azul. El marqués le trató como a un igual. Julián tenía un alma digna de sentir la verdadera finura, pero no tenía idea de los matices. Antes de aquel capricho del marqués, habría jurado que era imposible que le tratara con más consideración… (Stendhal, 1994. Rojo y negro. Alianza Editorial. p. 321)

Las acciones

Lo primero que vamos a hacer es crear una lista de las acciones descritas en el resumen. Vamos a comenzar con aquellas que aparecen en el texto y luego vamos a añadir acciones adicionales en medio de las acciones ya descritas.

Las escenas, por su cercanía a la acción, desarrollan los sucesos con más detalles. En otras palabras, a diferencia de los resúmenes que usan acciones generales, las escenas describen los eventos con acciones más específicas. Así, vamos a descomponer las acciones que encontramos en el resumen y vamos a crear una lista de acciones específicas que vamos a utilizar luego en la escritura de la escena.

Descripciones

En esta parte vamos a crear una lista de las personas, escenarios y objetos que aparecen en el resumen. Una vez tenemos la lista, vamos a escribir una descripción para cada uno de estos elementos.

Para la descripción de los protagonistas de la escena tenemos dos posibilidades: crear una descripción física del personaje o crear un perfil completo de este. Es quizá más interesante y útil crear el perfil completo del personaje. Vamos a incluir su descripción física y emocional, la historia del personaje y su participación en la escena desde el punto de vista del personaje. Un buen perfil puede incluso convertirse en una narración en sí misma.

Diálogos

Diálogos

Diálogos

La mayoría de escenas muestra interacciones entre personajes. Esas interacciones son muchas veces verbales. No siempre es necesario escribir estas interacciones en forma de diálogo. Hay muchas conversaciones que son convenciones sociales y que escritas en nuestro relato van a sonar aburridas e innecesarias. Los diálogos deben aportar a la narración y no detener la acción. Es quizá por ello que escribir buenos diálogos es difícil.

Para ejercitar la escritura de diálogos vamos a escribir, en esta parte del ejercicio, un pequeño guion. Vamos a escribir un diálogo que cuente los eventos de nuestro resumen. Podemos utilizar la lista de acciones que escribimos anteriormente y sugerir los sucesos en las oraciones dichas por los personajes. Podemos usar también los perfiles que escribimos y mostrar la personalidad de nuestros personajes en su forma de hablar.

Escena

Finalmente vamos a escribir la escena. Ya hemos ejercitado las partes de esta y ahora va a ser mucho más fácil escribirla. Al finalizar, podemos comparar la forma como contamos los sucesos en el diálogo, los perfiles y la escena con el resumen original.

Más escenas menos resúmenes

Como mencioné anteriormente, podemos utilizar varias fuentes para obtener los resúmenes: novelas, artículos periodísticos, sucesos históricos, etc. O podemos simplemente crear nuestros propios resúmenes basados en las novelas que estamos escribiendo.

Escultor

Cómo editar el primer borrador de una novela

Escultor

Escultor

Si hemos seguido los pasos para planear la novela y los consejos para escribir el primer borrador, debemos tener, en estos momentos, un borrador bastante sólido. La novela debe estar bien estructurada y las escenas que la conforman deben estar ya escritas. Sin embargo, el primer borrador está, en estos momentos, lleno de errores de ortografía, puntuación y gramática. Asimismo, algunos de los pasajes no se leen tan bien como quisiéramos. Para corregir todos estos errores y para mejorar esos pasajes, vamos a invertir una gran cantidad de tiempo en editar el primer borrador.

En la edición tenemos muchas tareas por realizar, así que es mejor pensar en la edición como un proceso en tres etapas:

  1. Edición
  2. Reescritura
  3. Revisión

En este artículo vamos a hablar de cada etapa y de cómo cada etapa ayuda a pulir el texto que escribimos en el primer borrador. Pero antes de comenzar con la primera etapa, quiero recalcar que es aconsejable dejar un tiempo prudencial entre la escritura del primer borrador y la edición. Dos semanas o un mes, me parece, es tiempo suficiente para alejarse lo suficiente del texto y leer la novela como un editor. En esos dos meses, escribamos cuentos y poemas.

La edición: una primera lectura

La primera edición del borrador es quizá el paso más extenso y extenuante en la escritura de una novela. En esta primer edición vamos a leer oración por oración, en voz alta si podemos, y vamos a realizar tres tareas:

  1. corregir los errores básicos,
  2. anotar los pasajes que necesitan ser reescritos,
  3. mejorar las oraciones que necesitan trabajo y
  4. revisar los detalles.

La primera tarea es corregir los errores básicos de ortografía, gramática y puntuación. Uno de los consejos que se dieron en el artículo sobre la escritura del borrador fue el de no detenerse a corregir o editar mientras se escribía. Esto ayuda a facilitar la creación de las escenas y evita el bloqueo mental. Pero, desafortunadamente, produce un texto con errores de tipografía. Estos errores son los que vamos a corregir en esta primera lectura: tildes, letras repetidas o ausentes, comas, puntos  y todos aquellos errores de ortografía y puntuación.

Errores

Errores

Es menos frecuente cometer errores de gramática. Pero estos errores también vamos a corregirlos en esta etapa. La corrección de la gramática nos va a ayudar a mejorar la calidad de cada oración.

Lo segundo que vamos a hacer durante esta etapa es anotar los pasajes que necesitan ser reescritos. A pesar del plan y de nuestro sistema de escritura, algunos pasajes no van a sonar tan bien como deberían. Quizá suenan aburridos o simplemente les falta trabajo. Si un pasaje suena aburrido para el escritor, va a sonar aburrido para el lector. Así, en esta etapa, vamos a anotar esos pasajes, pero no vamos a reescribirlos aún. No vamos a reescribirlos porque esto rompería nuestra estrategia de realizar una tarea solamente. En esta etapa estamos mejorando el texto al nivel de la oración. Si nos ponemos a escribir de nuevo, vamos a romper el flujo de edición que llevamos. Repito: cuando escribimos, solo escribimos; cuando editamos, solo editamos.

En las anotaciones que vamos a crear para la reescritura, escribimos el lugar que ocupa el pasaje en la novela y los sucesos del pasaje. No necesitamos más información porque vamos a reescribir el pasaje desde cero. No vamos a reutilizar lo que ya escribimos. En cambio, vamos a escribir una versión totalmente nueva.

No vamos a reescribir los pasajes en estos momentos, pero si vamos a mejorar las oraciones que necesitan trabajo. En esta primera edición de nuestro borrador, vamos a concentrarnos en las oraciones. Por ello, no vamos a reescribimos los pasajes extensos, pero sí vamos a corregimos las oraciones para que suenen mejor. Hay una relación entre esta tercera tarea y la primera: muchas veces el mejorar la gramática y la puntuación de una oración, mejora la calidad de la oración en sí.

Finalmente, en esta primera lectura del borrador, tenemos que corregir las inconsistencias que se pudieron escapar durante la escritura. Por ejemplo, al principio de la novela tenemos una cafetería con dos mesas; pero más adelante, al regresar a esa misma cafetería, la describimos con cuatro mesas. Aunque es posible que la cafetería haya sido renovada, la verdad es que esos detalles generalmente muestran descuido del autor y hacen perder la verosimilitud. Estos detalles vamos a anotarlos y a corregirlos mientras editamos la novela.

Otro tipo de inconsistencia se presenta entre lo escrito en la novela y la realidad. Por eso es también necesario, en esta etapa, verificar los nombres de lugares, personajes y el significado de palabras en general de las cuales no estemos seguros. Durante la escritura, aconsejé marcar las palabras que no recordamos con signos de interrogación y XXX, en estos momentos es cuando debemos verificar y corregir aquellas palabras que marcamos durante la escritura.

Segunda edición

Cómo escribir novelas

Máquina de escribir

Después de terminar la revisión de oraciones, tenemos una lista de pasajes que necesitamos reescribir. Estos pasajes es mejor reescribirlos desde cero. No creo aconsejable tratar de editarlos hasta que suenen mejor. Es mejor crear una versión nueva de esos pasajes. La reescritura es más fácil, rápida y más divertida. La edición repetida de esos pasajes siempre lleva a crear pasajes débiles, poco sólidos y que generalmente no suenan como una unidad. Así, en esta segunda etapa vamos a reescribir todos los pasajes que necesitan ser reescritos.

Una vez reescribimos un pasaje, lo editamos oración por oración antes de incorporarlo de nuevo a la novela. Podemos escribir todos los pasajes que necesitan ser reescritos y luego editarlos. O podemos escribir un pasaje y editarlo tan pronto como terminemos y antes de continuar con el siguiente. No creo que un método sea más eficaz que otro. Lo que sí debemos tener que evitar es el editar cuando estamos escribiendo. Lo repite una vez más: cuando escribimos, escribimos; cuando editamos, editamos.

Una vez hemos reescrito, editado e incorporado esos pasajes en la novela, vamos a pasar al último paso: la revisión

Tercera edición

En estos momentos debemos tener un texto sólido, consistente e interesante. Así que en esta última lectura vamos a leer el texto con ojos críticos. Corregimos lo que haya que corregir y, si aún hay pasajes débiles, los anotamos para reescribirlos.

Ciclo

Ciclo

En cierto modo, esta última etapa es un regreso a la primera etapa de la edición; pero en estos momentos tenemos muchos menos errores que corregir. Asimismo, debe haber menos pasajes para reescribir. Este proceso puede convertirse  en un ciclo sin fin: edición, reescritura, revisión. Podemos repetir este ciclo tantas veces como sea posible. Pero, personalmente creo que después de una o dos pasadas, el texto está listo para ser publicado. La auto-crítica es importante en cualquier artista, pero la imposibilidad de dejar de trabajar en una obra es un impedimento que va a evitar el progreso del autor. En vez de trabajar en una obra hasta una supuesta perfección, es mejor acabar con una obra y empezar un nuevo proyecto. Para ayudar a esta tentación de mejorar un texto infinitas veces, es aconsejable poner un límite: dos ciclos de ediciones o una fecha determinada. Una vez lleguemos a este límite, debemos seguir con el siguiente paso: la publicación.

Palabras finales

La etapa que más toma tiempo en la escritura de una novela es la edición. En esta etapa tomamos el borrador y lo pulimos hasta crear una gran obra. Para ayudar en esta tarea hemos dividido la edición en tres etapas: edición, reescritura y revisión. Este ciclo puede ser aplicado tantas veces como queramos pero, para evitar la tentación de editar el texto infinitas veces, es aconsejable limitar las ediciones a dos. Una vez hemos terminados estas dos ediciones, y gracias a la estrategia de planificación y escritura del primer borrador, debemos tener un texto bastante sólido y listo para publicar. Esa etapa, la publicación, ocupará algunos de los siguientes artículos de este sitio.

Escribir el primer borrador

Cómo escribir el primer borrador de una novela

Escribir el primer borrador

Escribir el primer borrador

Después de tener preparada la lista de escenas debemos comenzar a escribir el primer borrador. Esta tarea debe ser divertida y fácil si hemos planeado la novela. En estos momentos ya debemos tener la estructura de la novela, incluyendo la trama principal, las escenas retrospectivas y el conocimiento profundo de los personajes. Así que en esta etapa debemos sentarnos y escribir las escenas.

Sesiones de escritura

Para escribir el primer borrador es ideal usar sesiones de escritura. Cada sesión va a estar limitada por una duración máxima y va a tener un objetivo específico. Estos dos elementos los queremos en nuestras sesiones para no procrastinar y para evitar los bloqueos mentales. Al tener una duración límite nuestra mente va a concentrarse en la tarea que tenemos que cumplir en vez de inventar excusas que la pospongan. Asimismo, el tener un objetivo específico nos va a dar un punto de partida que evita el bloqueo mental que puede ocurrir al enfrentarnos a un papel en blanco.

La mejor forma de organizar la sesiones de escritura es usando la técnica de Pomodoro. En esta técnica utilizamos un temporizador de cocina para calcular el tiempo de trabajo y el tiempo de descanso. El tiempo de escritura es de 25 minutos. Mientras que el tiempo de descanso es de 5 minutos, para los descansos cortos, y 10 minutos para los descansos largos.

Hay varias aplicaciones en línea que proporcionan temporizadores para aplicar la técnica de Pomodoro. Yo utilizo Tomato Timer Es una aplicación sencilla que proporciona los tiempos predeterminados de escritura y de descanso. Asimismo proporciona botones para detener, resumir y parar el temporizador en caso de que lo necesitemos.

Escribiendo y no editando

El segundo elemento que necesitamos en nuestras sesiones de trabajo es un objetivo claro. Afortunadamente, ya tenemos esos objetivos claros en nuestra lista de escenas. En cada sesión de trabajo vamos a escribir una escena o, al menos, parte de esta. Aunque depende de la velocidad de escritura de cada persona, personalmente creo que en 25 minutos no se puede escribir más de una escena. El objetivo es entonces escribir un escena por sesión. Muchas veces vamos a necesitar más de una sesión para escribir una escena. O dicho de otro modo, muchas veces vamos a necesitar más de 25 minutos para escribir una escena. Si es así, podemos alargar la sesión hasta terminar la escena o una parte lógica de esta. No nos vamos a limitar a escribir solo 25 minutos. Este es el tiempo mínimo que nos empuja a sentarnos a escribir. Pero no tenemos porque detenernos hasta que sintamos que hemos terminado lo que queríamos hacer.

El ser humano es más productivo cuando toda su atención está enfocada en una solo tarea y una vez hemos obtenido este estado, no debemos abandonarlo hasta que sintamos que hemos terminado. Este estado de concentración, de total enfoque en una tarea, se conoce como flujo. Una vez entremos en este estado debemos permanecer en él hasta que terminemos nuestra tarea. Por esto es importante que desarrollemos solo una actividad al tiempo. Así, cuando estamos escribiendo vamos solo a escribir. ¡No vamos a corregir o editar! Solo vamos a escribir. Mientras escribimos el primer borrador vamos a ignorar los errores de ortografía, gramática y estilo. Todo lo vamos a corregir en la siguiente etapa. Pero en la escritura del primer borrador queremos ante todo crear las escenas y resúmenes que van a conformar la novela.

Al escribir solo escribir

Escenas y resúmenes

Las novelas están prácticamente formadas por escenas y resúmenes. Las escenas son el conjunto de sucesos que pasan en un lugar y en un tiempo determinado. Generalmente en una escena participan los mismos personajes, aunque estos pueden entrar y salir de la escena.

Los resúmenes, en cambio, son sucesos o secuencias de sucesos que pasan en un periodo de tiempo prolongado. Los resúmenes pueden suceder en un mismo lugar o en diferentes escenarios. Pero todos los resúmenes describen sucesos que se extienden en el tiempo.

Como las escenas nos muestran acciones específicas, delimitadas en el tiempo y el espacio, estas dan más vitalidad a la novela. Por ello, es mejor reducir el uso de resúmenes a un mínimo necesario y usar escenas al máximo.

Cómo escribir una escena

Ahora, ¿cómo escribimos una escena? No hay una receta específica o un modo único para escribir escenas. Pero si sabemos exactamente cuál es el suceso que queremos contar en la escena, la tarea de construcción de la escena va a ser más fácil.

Estructuras

Estructuras

Para escribir una escena necesitamos, además del suceso a contar, tres elementos importantes:

  1. el escenario (¿dónde sucede la escena?),
  2. los personajes,
  3. el tiempo (¿cuándo sucede la escena?)

Con estos cuatro elementos podemos comenzar a escribir las acciones específicas que van formando la escena. Una forma sencilla y cliché de crear una escena es comenzando con la descripción del escenario. Narramos primero dónde va a suceder la historia, qué objetos importantes toman parte en ella, etc. Luego introducimos los personajes ubicándolos en este espacio que hemos descrito. Una vez hemos introducido los personajes en nuestra narración comenzamos a contar la interacción de los personajes entre ellos y con los objetos a su alrededor. Si el tiempo de la acción no es claro por el contexto y la organización de la novela, quizá debemos aclarar cuándo los eventos de la escena están pasando en relación con la historia que estamos contando en la novela.

Esta es una forma sencilla de organizar una escena. Por supuesto no es la única forma de crear una escena. Pero es un buen ejercicio poner esta estrategia en práctica. Tener esta clase de estructuras nos permite comenzar a escribir rápidamente sin perder mucho tiempo pensando por dónde comenzar. Así que es aconsejable practicar este tipo de construcciones.

Escribiendo descripciones

Las descripciones proporcionan el ambiente de la obra. Muestran al lector las características físicas y emotivas del escenario. Una buena descripción ayuda a incrementar la verosimilitud de la historia. Pero por este motivo es difícil crear un escenario totalmente de la imaginación y mantener la verosimilitud de la escena. Una buena herramienta para los escritores que comienzan a escribir novelas es basar los escenarios en lugares reales conocidos por el escritor. Esto permite una descripción detallada del escenario y una fácil familiarización de la ubicación de los objetos y de los personajes.

Escenarios conocidos

Escenarios conocidos

Uno de los riesgos que se tiene al crear escenarios es describirlos sin tener en cuenta a los personajes y a las acciones que van a suceder allí. Si se crea un escenario de esta forma, es más difícil tener confianza sobre la ubicación de los personajes y de los escenarios. Quizá no es mala idea crear un pequeño mapa del lugar en que van a suceder las acciones para así poder ubicar fácilmente a los personajes y a los objetos que estos van a usar.

La ubicación de los personajes en el escenario es importante porque a la final las descripciones son una herramienta más para avanzar la acción. Aunque las descripciones pueden, y deben, tener un valor estético, su función principal es enriquecer las acciones que van a suceder en la escena. Las descripciones nos muestran dónde suceden esas acciones, la relación entre el personaje y el escenario y el ambiente positivo o negativo que el lugar tiene en sí.

Como mencionamos anteriormente, las descripciones pueden servir para introducir una escena. Podemos comenzar la escena describiendo el lugar donde van a suceder las acciones. Luego podemos introducir los personajes y las acciones mismas. Por supuesto que el inicio de la escena no es el único lugar donde los escenarios pueden ser descritos. La descripción puede estar ubicada en cualquier lugar: al comienzo, en el medio, o dividida en varias partes. Incluso se puede crear una escena sin la descripción del escenario. Ubicar el escenario al principio de la escena puede considerarse un ejercicio de escritura y una fórmula básica para tener un punto de partida.

Y así como describimos a los escenarios, también debemos describir a los personajes. Siguiendo con fórmulas básicas que nos ayuden a desarrollar nuestra caja de herramientas de escritores, podemos describir a los personajes en la primera escena donde estos aparecen. Es obvio que no se necesita describir a los personajes en todas las escenas. La primera vez que ellos aparecen es el lugar más frecuente donde las descripciones aparecen. Pero, de nuevo, esto no es una regla. Podemos mostrarle al lector aspectos físicos e intelectuales del personaje a lo largo de la obra. También podemos evitar cualquier tipo de descripción de un personaje si esto ayuda a contar la historia. Pero como en todas las artes, es bueno ejercitar los principios básicos para luego tener la habilidad de modificarlos como queramos.

Antes de continuar hablando sobre los diálogos, enfaticemos que las descripciones, tanto de escenarios como de personajes, deben:

  1. ayudar a avanzar la historia
  2. tener un valor estético de por sí.

Así, si vemos que una descripción no está cumpliendo con estas funciones, debemos quitarla. Esta es una de las tareas de la edición y de ella vamos a hablar en otro artículo.

Escribiendo diálogos

Además de las acciones y las descripciones, tenemos un tercer elemento que podemos usar para construir las escenas: los diálogos. Estos son una de las principales herramientas para mostrar la interacción entre los personajes y la personalidad de cada uno de ellos. La forma como cada persona habla muestra en gran medida la personalidad del hablante y la relación que tiene con la persona que escucha. Podemos usar estas características de la comunicación verbal para desarrollar a nuestros personajes.

Diálogos

Diálogos (de Pixabay)

Ahora, los diálogos que se utilizan en una novela difieren bastante de las conversaciones que mantenemos día a día. La mayoría de conversaciones que tenemos diariamente están llenas de estructuras preestablecidas y cortes que escritos en el papel pueden sonar excesivamente aburridos. Por eso es importante aprender las funciones que los diálogos deben cumplir en un relato. Estas funciones se asemejan a las mencionadas anteriormente cuando hablamos de las descripciones:

  1. los diálogos deben mover la historia,
  2. los diálogos deben mostrar la personalidad del personaje,
  3. los diálogos deben tener un valor estético

Los diálogos deben tener al menos una de estas funciones. Si no cumplen con una de estas funciones, es quizá mejor quitarlos de la escena. Recordemos, sin embargo, que al escribir el borrador solo vamos a concentrarnos en escribir. No vamos a borrar o editar los diálogos en esta etapa. Esto lo vamos a dejar para la siguiente etapa: la edición y revisión del borrador. Pero es importante tener en mente las funciones de los diálogos al escribir el primer borrador.

Una de las mejores formas para aprender a escribir diálogos es leyendo guiones de cine o teatro. El cine y el teatro se enfocan más en el diálogo porque estos dos medios son también sonoros. En el teatro, particularmente, los diálogos necesitan cumplir la función de avanzar la historia y mostrar las escenas retrospectivas. Al no tener las mismas posibilidades que tiene el cine o la novela, los escritores de teatro deben utilizar los diálogos al máximo. Leer analíticamente guiones de teatro y cine nos puede mostrar cómo utilizar los diálogos para cumplir con las tres funciones anteriormente descritas. Y como siempre, es mejor ser selectivo en lo que leemos.

Resúmenes: su función

Una de los usos que puede tener el diálogo para avanzar la historia es la utilización de resúmenes. En el diálogo podemos incluir escenas retrospectivas del personaje o resúmenes de las acciones que suceden por fuera de las escenas que estamos escribiendo. Como mencionamos anteriormente, las novelas están compuestas de escenas y resúmenes. Las acciones principales: el acontecimiento inicial, el clímax, las acciones ascendentes, etc. son descritas minuciosamente en escenas. Pero hay sucesos en la historia que necesitan ser introducidos en resúmenes. Los acontecimientos rutinarios que tienen importancia en la obra son los sucesos que más comúnmente aparecen en los resúmenes.

Resumen

Resumen

Los resúmenes en general, muestran acontecimientos que suceden en un periodo prolongado de tiempo. Ya sean estos acciones que se repiten más de una vez o acciones que en sí ocurren en varios lugares y en un periodo prolongado de tiempo. Un buen ejemplo de este tipo de resúmenes es la narración de un viaje. Al contar sobre un viaje tratamos de cubrir los aspectos más impactantes del viaje, los lugares que más marcaron huella o las cosas que se vieron durante el viaje. Una vez establecidos los puntos más importantes del viaje, podemos entrar en detalles específicos, quizá utilizando escenas y descripciones.

Quizá por esta semejanza de los resúmenes con la forma como nos comunicamos verbalmente, esta herramienta es muchas veces usada en los diálogos de los personajes. Asimismo, es interesante notar como las novelas del siglo XIX hacen un uso más intenso de los resúmenes que las novelas escritas actualmente. Esto se debe en parte a la gran influencia del cine, donde las historias son contadas casi exclusivamente con escenas. La popularidad del cine nos enseñó a entender las historias a partir de escenas. Los lectores, debido al cine, encuentran ya fácil rellenar los espacios entre escenas que no aparecen en la novela. Los escritores podemos entonces utilizar más escenas y menos resúmenes para dar más velocidad y vitalidad a la narración.

Partes, capítulos y escenas

Para terminar este artículo, quiero hablar un poco sobre las divisiones que tienen las novelas. Personalmente creo que al escribir el primer borrador de la novela uno se debe concentrar en la escritura de las escenas (y los resúmenes) y dejar la división de capítulos y partes como una herramienta de edición. La división de capítulos se nos hace generalmente clara una vez el contenido del primer borrador está listo. Después de una primera lectura del borrador podremos ver cómo separamos la narración en capítulos y, de ser necesario, en partes.

Los capítulos generalmente nos presentan unidades lógicas de diferenciación entre diferentes partes de la narración. La diferencia puede estar en la acción misma, en la voz del narrador o en los personajes que toman parte en las acciones. No importa donde la diferencia esté, el primer borrador mismo nos dirá donde debemos separar la narración en capítulos. Por ello, repito, es mejor concentrarse en la escritura de las escenas durante la elaboración del primer borrador.

Cómo planear una novela

Cómo planear una novela: un método efectivo

Cómo planear una novela

Cómo planear una novela

La preparación es el primer paso para escribir una novela. Después de la preparación comenzamos con la escritura del borrador. Finalmente, una vez tenemos escrito el borrador, pasamos a la última etapa: la edición del manuscrito.

La preparación es un paso que muchas personas ignoran cuando deciden escribir una novela. Muchos escritores comienzan a escribir el borrador una vez tienen la idea de la novela. Pero esto generalmente lleva a un borrador sin demasiado orden que tiene que ser editado una y otra vez. Para mejorar la calidad del primer borrador y reducir el tiempo de edición, debemos planear la novela. Al planear la novela nos aseguramos de conocer la historia que vamos a contar, los personajes que participan en ella y la forma como vamos a contarla.

Los pasos para planear una novela son los siguientes:

  1. Definir el tema
  2. Definir los elementos principales de la estructura
  3. Escribir la trama principal
  4. Escribir los perfiles de los personajes principales
  5. Definir el narrador
  6. Escribir el argumento
  7. Crear la lista de escenas

El resultado final de estos pasos es la lista de escenas que necesitamos escribir en el primer borrador. Esta lista de escena ya incluye la organización de la historia principal, las historias paralelas y las escenas retrospectivas que nos permiten construir personajes sólidos. Con esta lista, y con el conocimiento profundo de la historia y de los personajes que hemos obtenido al desarrollar los pasos anteriores, tenemos las herramientas necesarias para escribir un primer borrador sólido. Asimismo, al haber desarrollado la historia desde diferentes puntos de vista, podremos escribir el borrador sin detenernos a tomar decisiones acerca de la trama o el argumento.

Veamos entonces cada uno de los pasos con más detalle.

El tema

Quizá toda novela comienza con una idea. La definición de esa idea y los límites que le ponemos a ella es el tema. En otras palabras, el tema es la idea de una novela explicada en una o dos oraciones.

El tema es la idea principal de la novela. Podemos decir que no es ni siquiera uno de los paso a tomar cuando planeamos una la novela. El tema es el inicio natural de cualquier obra narrativa. Incluso los escritores que se lanzan a escribir una novela sin prepararla van a comenzar con una idea inicial.

Lo que sí debemos hacer, sin embargo, es escribir el tema en una o dos oraciones. Esto nos permite delimitar el alcance de la idea. Si no podemos escribir el tema en un par de oraciones, es porque la idea aún no es lo suficientemente clara. Necesitamos delimitar la idea, enfocar nuestro tema, para no terminar escribiendo páginas y páginas que no van a servir de nada.

Una vez tenemos claro el tema de la novela, podemos seguir con el siguiente paso: definir los elementos de la estructura.

Los elementos de la estructura

Después del tema definimos los elementos que conforman el esqueleto de la historia. Aquí vamos a utilizar la estructura de los tres actos como punto de partida. En la estructura de los tres actos tenemos un principio, un medio y un fin. En el principio encontramos el incidente inicial que da origen a la historia. Este incidente es un suceso que de alguna forma altera la vida cotidiana del personaje principal. No tiene que ser un suceso fuera de lo común, pero tiene que ser un suceso que marca, de alguna forma, un periodo en la vida del personaje.

En el segundo acto,  el medio, encontramos el clímax. Este es el momento de mayor tensión en la novela. Aquí encontramos el conflicto que conduce al más alto grado de inestabilidad; el suceso que más desestabiliza la vida del personaje.

Finalmente, en el tercer acto, concluimos la historia. En este punto la historia que estamos contando llega a su fin y el personaje principal regresa a su vida cotidiana.

La estructura de los tres actos nos proporciona los tres elementos que aseguran la unidad de la acción. En otras palabras, esta estructura nos permite organizar todos los eventos que vamos a narrar en la historia como un suceso único. Por ello, para comenzar a estructurar la novela vamos a definir primero esos tres momentos esenciales:

  1. el incidente inicial,
  2. el clímax y
  3. el final

Con la definición de estos tres sucesos aseguramos que la trama de la novela se vea como una unidad, una historia en sí, y no una lista de acciones sin conexión.

Aristóteles

Aristóteles

Una vez tenemos estos tres elementos iniciales podemos dejar de lado la estructura de los tres actos y utilizar la estructura que Gustav Freytag propone en sus estudios de las tragedias griegas y los dramas de Shakespeare. La pirámide de Freytag muestra cinco componentes que conforman un drama: La exposición, las acciones ascendentes, el clímax, las acciones descendentes  y el desenlace. Como ya hemos definido la exposición –que llamamos acción inicial–, el clímax y el desenlace –o final–, nos vamos a concentrar en las acciones ascendentes y descendentes. Las acciones ascendentes son aquellas que nos conducen poco a poco al clímax; mientras que las acciones descendentes nos alejan de este dándonos las soluciones a los problemas que habían sido creados con las acciones ascendentes.

Para poner en práctica esta estrategia, vamos a definir las acciones ascendentes que parten del inicio y nos conducen al clímax. Asimismo, vamos a crear las acciones decentes que nos llevan del clímax al final de la historia. Al terminar esta tarea vamos a terminar con una lista de acciones o sucesos que marcan la trama principal de nuestra novela. Una lista como la siguiente:

  • Suceso inicial
    • Acción ascendente 1
    • Acción ascendente 2
  • Clímax
    • Acción descendente 1
    • Acción descendente 2
  • Final

Dos puntos a notar. Primero, el número de acciones ascendentes y descendentes marcan en cierto modo la duración que va a tener la novela. Vamos a construir las escenas a partir de estos sucesos y entre más acciones tengamos más escenas vamos a necesitar.

Segundo, las acciones descendentes alejan al lector del clímax. Así, si queremos un clímax cerca del final, necesitamos reducir el número de acciones descendentes. El manejo del número de acciones ascendentes o descendentes nos va a ayudar a dar más o menos dramatismo a la novela. Con las acciones ascendentes estamos incrementando la tensión hasta llegar al clímax; con las acciones descendentes estamos disminuyendo la tensión para finalmente llegar a la cadencia.

No es casual que se utilicen estos términos musicales. La narrativa, en cualquiera de sus formas, y la música son artes que se desarrollan en el tiempo e históricamente han desarrollado una estructura similar: la presentación de un tema, el desarrollo de la tensión para alcanzar un clímax y la relajación de la tensión para llegar a un final. Esto, por supuesto, no es una regla de oro. Pero es una estructura que funciona y, por ello, que puede ser usada para planear nuevas obras.

La trama (orden causal y temporal)

Después de tener los elementos principales que componen la estructura de la novela, vamos a escribir la trama principal de la novela. Este no es el argumento. Es la trama que, entendida como la entiendo, es la secuencia temporal de acciones enlazadas en una relación causa efecto.

La trama

Las novelas están compuestas de escenas que desarrollan acciones, estas acciones están unidas de un modo causal. En otras palabras, la conexión de las acciones de la novela sigue un principio de causa y efecto. La acción que toma un personaje desencadena otra acción que a su vez incrementa la tensión de los conflictos en la narración. Esta sucesión de acciones, esta sucesión de acontecimientos es lo que forma la trama. Ahora bien, en la trama seguimos estos acontecimientos de una forma cronológica. Nuestra mente ordena los acontecimientos de la trama en el orden en que pasan. Así que podemos definir la trama como el orden causal y temporal de los acontecimientos de la novela.

Estas acciones no necesariamente van a aparecer en la novela en el mismo orden dado en la trama. Muchas novelas no cuentan la historia siguiendo un orden cronológico. Los eventos son organizados de diferentes maneras y son contados sin necesariamente seguir el orden en que sucedieron. Esta organización de los eventos, esta composición de los acontecimientos en el orden en que van a ser narrados es lo que conocemos con el nombre de argumento. Definamos así argumento como la sucesión de eventos de la novela en el orden en que son contados.

Antes de seguir adelante y discutir cómo podemos usar esta distinción para planear una novela, quiero mencionar que las novelas no tienen necesariamente una solo trama. La mayoría de novelas desarrollan varias tramas. Ya sea para desarrollar la personalidad del personaje principal o para enriquecer la novela, los escritores utilizan más de una trama al contar la historia de la novela. Pero a pesar de que tengamos varias tramas, solo tenemos un argumento. No podemos decir que hay un argumento por cada trama, pero sí podemos decir que hay un argumento que cuenta los sucesos de varias tramas.

Esto nos da una buena idea de cómo vamos a usar estos dos conceptos en la creación de una novela:

  • primero vamos a planear la trama principal de la novela,
  • si necesitamos otras tramas vamos a planearlas como segundo paso,
  • una vez tenemos la lista de acontecimientos de cada trama, vamos a organizar los acontecimientos en el orden en que queremos contarlos.

Este orden de acontecimientos será el esqueleto para nuestro argumento.

Ahora bien, para organizar la trama principal de la novela vamos a usar los elementos que definimos en el paso anterior: el incidente inicial, los acontecimientos ascendentes y descendentes, el clímax y el final. Esta estructura tiene el esqueleto de la trama, así que vamos a escribir ahora toda la trama de la novela.

Por ahora no debemos preocuparnos por escribir escenas o diálogos, no necesitamos preocuparnos por la calidad de la escritura ni por el uso de recursos literarios, solo debemos preocuparnos por escribir el orden causal de eventos. Tampoco debemos preocuparnos por escribir demasiado. Una trama no toma más de un par de páginas y es posible escribirla en una o dos sesiones de trabajo.

Si se está escribiendo una primera novela, es aconsejable usar una sola trama. Es mejor aprender con proyectos que podemos manejar para evitar la frustración de obras inacabadas o que salen de nuestro control. La escritura debe ser un placer y no una obligación. Por eso debemos comenzar con proyectos que podamos terminar y en los cuales disfrutemos todo el proceso. Así, en vez de usar tramas secundarias, vamos a utilizar los perfiles de los personajes para crear otras tramas. Estas tramas van a estar directamente relacionadas con la historia principal y van a ayudarnos a crear personajes verosímiles e interesantes.

Perfiles de personajes

Una vez tenemos la trama principal de la historia, vamos a escribir los perfiles de los personajes. Los perfiles de los personajes nos van a dar las escenas retrospectivas al mismo tiempo que nos van a permitir darle vida a los personajes. Las historias son, casi en su totalidad, acerca de la vida de personas. Así, entre más sólido sea nuestro personaje, más sólida va a ser nuestra novela. Por eso es aconsejable invertir tiempo en la creación de nuestros personajes.

Perfil de los personajes

Perfil de los personajes

Para el perfil del personaje vamos a centrarnos en la biografía de este. Primero, vamos a mencionar brevemente sus características físicas y mentales, su edad y procedencia. Luego vamos a contar su vida, poniendo especial énfasis en los episodios que de una u otra forma transformaron al personaje. En esta biografía también vamos a escribir la trama de la novela desde el punto de vista del personaje. ¿Cómo el personaje vivió los sucesos que narramos en la novela? ¿Cuáles fueron sus pensamientos? ¿Cómo reaccionó ante las acciones de los otros personajes?

Con este ejercicio no solo vamos a conocer a fondo a nuestros personajes, sino también vamos a explorar la trama de la novela desde diferentes puntos de vista. Todas las etapas de la preparación están diseñadas para permitirnos conocer a fondo la historia que vamos a narrar. Entre más puntos de vista tengamos, más vamos a sentir que la historia realmente sucedió y vamos a poder simplemente contarla cuando nos sentemos a escribir el primer borrador.

Vamos a escribir un perfil para cada uno de los personajes principales. En estos perfiles vamos a desarrollar los mismos puntos discutidos anteriormente:

  • una breve descripción del personaje,
  • la biografía del personaje con los sucesos más relevantes y
  • la trama de nuestra historia narrada desde el punto de vista del personaje.

Para los personajes secundarios no hay necesidad de crear perfiles de personajes tan detallados. Un par de párrafos que describan la personalidad y el físico del personaje son suficientes.

Una vez terminemos de escribir los perfiles de los personajes, tendremos suficiente material para crear el argumento. Los perfiles nos van a dar las escenas retrospectivas y el conocimiento necesario para saber cómo deberíamos contar nuestra historia.

El narrador

Antes de escribir el argumento, necesitamos decidir quién va a narrar la historia. Esta es una decisión que muchas veces se toma poco después de tener la idea de la novela. Algunas veces la misma trama nos dice qué clase de narrador debemos usar. Muchas veces, sin embargo, tenemos que decidir una vez hemos comenzado a organizar la historia. Ya que es aconsejable escribir el argumento utilizando el narrador que vamos a usar, es necesario tomar la decisión en estos  momentos.

Los estudios en teoría literaria han descrito muchas clases de narradores: intradiegético, extradiegético, omnisciente, etc. Pero es quizá mejor pensar en tres tipos de narradores:

  • primera persona,
  • segunda persona,
  • tercera persona.
¿Quién cuenta la historia?

¿Quién cuenta la historia?

El narrador en primera persona narra los acontecimientos como un personaje de la historia. Este narrador participa, activa o pasivamente, en la historia en sí. El narrador en segunda persona cuenta la historia dirigiéndose directamente al lector. Por último, el narrador en tercera persona cuenta los acontecimientos desde un punto de vista externo a la historia.

Las otras diferencias que dieron origen a las diferentes categorías de narradores que la teoría literaria describe están relacionadas con el conocimiento que tiene el narrador de la historia. ¿Qué tanto sabe el narrador de la vida de los otros personajes? ¿Puede describir sus pensamientos, sentimientos y deseos? ¿Conoce lo que va a suceder con anterioridad? Es posible pensar que un narrador en primera persona no tiene el conocimiento profundo que tendría un narrador en tercera persona. Pero el jugar con estos elementos hace la narración más interesante.

Es una decisión de cada escritor qué clase de narrador usar para la historia y qué tanto conocimiento va a tener el narrador de la historia misma. Personalmente creo que durante la planeación de la novela es mejor limitarse a elegir uno de los tres tipos de narradores. La escritura del primer borrador dirá qué tanto conocimiento de la historia necesita el narrador. La edición del primer borrador nos ayudará a evitar contrastes en el uso del narrador. A la final, lo más importante es que el narrador ayude a contar la historia y que no sea un impedimento que nos detenga en la escritura del primer borrador.

Argumento (Organización narrativa)

En un paso anterior escribimos la trama. Como mencionamos, la trama es la sucesión de eventos organizados bajo una relación causa efecto. En este paso vamos a escribir el argumento, que es el orden como los eventos van a aparecer en la novela. Aquí no solo se incluyen los eventos de la trama principal, sino también el trasfondo de los personajes y las tramas paralelas, si hemos decidido añadir alguna.

El argumento

El argumento, en cierto sentido, es el primer borrador. Pero en este argumento no nos detenemos a escribir escenas. Como hasta ahora, aquí no nos preocupamos por la calidad de la escritura. Lo que queremos aquí es saber el orden de eventos organizados de la forma como van a quedar en la novela. No nos vamos a detener a pensar en el estilo ni en los diálogos ni en otros recursos narrativos. Vamos a concentrarnos solamente en tener la lista de sucesos organizados de la forma cómo los vamos a contar. Este orden, como lo mencionamos, no sigue necesariamente el orden cronológico en que sucedieron, ni la organización causa efecto.

Durante la escritura del argumento vamos a utilizar el narrador que definimos en el paso anterior. Esto nos va a ayudar a organizar la historia desde su punto de vista. A la final, va a ser el narrador el que cuente la historia y es mejor comenzar a utilizarlo de una vez.

El argumento contiene ya la historia en su totalidad, descrita como un resumen y no utilizando escenas. La escritura del primer borrador consiste así en crear las escenas que cuentan los sucesos que estamos estructurando al escribir el argumento. Como la escritura de escenas es la tarea de la segunda etapa en la escritura de una novela, necesitamos ahora construir la lista de escenas a partir del argumento que se escribe en este paso.

Lista de escenas

Crear la lista de escenas una vez tenemos el argumento escrito es fácil. Es simplemente separar las acciones que tenemos en el argumento y decidir si van a ser narradas como escenas o como resúmenes. Prácticamente estas son las dos posibilidades que tenemos para narrar los sucesos de una historia. Las escenas narran los sucesos que pasan en un lugar y en un tiempo determinado; los resúmenes narran lo que pasa a lo largo de un periodo prolongado. Para dar vitalidad a la novela, o a cualquier narración, es mejor tratar de reducir el uso de resúmenes.

Durante la escritura del borrador es probable que añadamos escenas a la lista. Es natural, entre más escribamos sobre la historia, más vamos a conocer la historia y, por ello, vamos a necesitar más detalles. El argumento también podría cambiar durante la escritura del borrador por este mismo motivo. Pero durante la escritura del borrador vamos a utilizar sobre todo la lista de escenas que creamos en este paso. La lista de escenas es nuestro plano, en ellas está la estructura de la novela, el argumento en sí. Por ello, vamos a necesitar modificar esta lista mientras escribimos el borrador. Pero el argumento y los otros escritos que han resultado de la planeación de la novela, no van a ser modificados durante la escritura del primer borrador. De pronto, sin embargo, tendremos que revisar los perfiles de los personajes antes de editar la novela.

Como vamos a utilizar la lista de escenas durante la escritura del borrador, es mejor tener esa lista en un documento aparte. Puede ser un documento de texto o una hoja de cálculo. No importa en qué medio se cree esta lista, lo importante es tenerla a mano mientras escribimos la novela.

Palabras finales

Con la lista de escenas termina la fase de preparación de la novela. La lista de escenas es el plano que nos va a permitir escribir el borrador de la novela. Gracias a la escritura de los perfiles y del argumento, ya conocemos la historia bastante bien y eso nos va a facilitar la escritura del borrador. Ahora, siguiendo la lista de escenas, vamos a continuar con la segundo etapa en la escritura de una novela: la escritura del borrador. Pero de esta etapa hablaremos en otro artículo.

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La meta

NaNoWriMo: escribiendo una novela en un mes

La meta

La meta

En aquel mediodía de una semana cualquiera, el parque estaba robustamente callado. No se veía la gente trotando a lo largo del camino de arena, no se veían los grupos alrededor de sándwiches, quesos y vino, no se veían los perros empujando a sus dueños y olfateando árboles y arbustos, solo se veían transeúntes que pasaban con silencioso afán, llenos de un almuerzo rápidamente ingerido, regresando unos minutos tarde a sus escritorios y oficinas. También se veía, caminando sin afán y sin silencio, con un poco de hambre, una pareja que discutía mientras miraba los edificios del fondo y las flores a lado y lado del camino.

—Ayer volví a terminar la novela que estás escribiendo —dijo Lina mientras lo miraba de reojo. Se detuvo frente a un grupo de flores violeta y, tras observarlo nuevamente, continuó—: Yo creo que puedo escribir una novela mejor.

Edo la escuchó con atención, pero no le prestó atención. Ella sabía que no le gustaba que nadie leyera sus escritos hasta que él los sintiera finalizados. Con lo que había pasado dos semanas atrás, ella no se atrevería a leer el borrador de su libro. Sabía que estaba tratando de tomarle el pelo y Edo había decidido que era mejor ignorarla. Por eso se detuvo también frente a las flores violeta y escuchó a Lina que seguía hablando sobre la calidad de su novela.

—Con la experiencia que tengo como editora y mi gusto refinado, seguro que mi primera novela sería hasta mejor que la novela que te hizo tan popular.

—Quizá deberías intentarlo —la miró Edo.

Lina abandonó el color violeta para mirar el oscuro café de los ojos de Edo. Pero no dijo nada. No era la reacción que ella estaba esperando. ¿Lo habría dicho en serio o solo le estaba siguiendo la corriente? Lina abandonó el oscuro café para mirar el claro café de la arena que pisaba. Caminó mirando al piso. ¿Quizá podría?

—¿Por qué no participas en el reto de NaNoWriMo?

—¿NaNoWriMo? —repitió Lina como un tímido eco.

¿Qué es NaNoWriMo?

Logo de NaNoWriMo

Logo de NaNoWriMo

—¿No has escuchado de NaNoWriMo? —se detuvo Edo sorprendido.

—No —respondió Lina tras pensar en algunas posibilidades.

—NaNoWriMo es una organización que promueve el reto de escribir una novela en un mes. Para ganar es necesario escribir una novela de al menos 50000 palabras. Este evento se desarrolla cada año en el mes de noviembre.

—¿Cincuenta mil palabras en un mes? —Lina calculó—. Es imposible.

—¿Por qué va a ser imposible?

—Para escribir 50000 palabras es necesario escribir 1612.9 palabras al día. Si calculamos que una página contiene 250 palabras, significa que tenemos que escribir entre 6 y 7 páginas al día.

Mientras escupía los números, Lina había comenzado a caminar haciendo que una pequeña distancia entre ellos creciera. Edo tuvo que dar tres pasos largos para alcanzarla y rebatir lo que ella decía.

—Se puede escribir una novela en un mes. Pero no creo que sea posible escribir una buena novela en solo un mes. No creo que se pueda terminar una novela en un mes. Se puede terminar el borrador de una novela. Pero este borrador tiene que ser editado. Además, si quieres que la calidad del borrador sea lo suficientemente decente, debes planear la novela antes de escribirla.

—¡Si ves! ¡Es imposible!

La estrategia para escribir una novela en un mes

Dos: planeando la novela

Dos: planeando la novela

—Claro que no —se detuvo nuevamente Edo, esta vez al lado de un grupo de flores de diversos colores—. El reto es escribir la novela en sí. Puedes prepararla o comenzar desde cero. También puedes editarla después de Noviembre.

Lina se detuvo también en aquel grupo de flores que Edo ignoraba mientras hablaba. Ella miró el amarillo con cuidado: le gustaba que aquel color estuviera en el medio del arreglo, pero el rojo, que estaba alrededor, deberían cambiarlo. Realmente tenía buen gusto. Quizá podría escribir una novela.

—Entonces, ¿cómo hago?

—Comienza a planear la novela. Piensa en la idea, en el argumento, en los personajes. Decide quién va a ser tu narrador, prepara todo lo que puedas en octubre y el primer día de noviembre comienzas a escribir. ¡Solo a escribir! En noviembre no pienses como editora, solo escribe y escribe hasta que termines el borrador. Después de noviembre ya sabes qué hacer: editar.

Lina lo escuchó con atención. Sus ojos siempre fijos en las palabras de Edo y la excitación de un nuevo proyecto la hicieron olvidar que tenían que salir del parque, que ya habían llegado a la otra esquina y que cada uno debía partir a reuniones separadas. Quizá podían dar otra vuelta, quizá podían hablar más de ese proyecto, quizá podían decidir un tema.

Algunos recursos

—Si quieres aprender cómo preparar la novela —continuó Edo—, ve al comoescribirnovelas.com, suscríbete y lee cómo el autor preparó Dos.

Si, lo haría, quizá cancelaría la reunión de la tarde, quizá pediría el día libre, diría que estaba enferma, quizá. Iría a la casa, bajaría el archivo y comenzaría a planear su novela, a la final, noviembre estaba bastante cerca.

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Ficción y realidad

Ficción y realidad: cómo se convierte la vida en ficción

Ficción y realidad

Ficción y realidad

Ella ya estaba sentada en la única mesa que tenía el café. Frente a ella un estante de libros. De aquel estante sacó el libro que leería mientras lo esperaba. Al regresar a la mesa donde el café ya estaba servido, se detuvo un segundo para ver la réplica del cuadro de Miró que estaba colgado en la pared opuesta. Ella tenía una réplica idéntica en su consultorio, pensó, pero no le sorprendió para nada: este café, al igual que el consultorio, no le pertenecían a ella.
Al escuchar la puerta, la doctora Rodríguez bajó el libro inmediatamente, pero no giró su rostro a la izquierda para verlo. Dejó su mirada en el estante de libros y espero que Edo se sentara frente a ella y le impidiera leer los títulos que aparecían: The Quiet American, Ham on Rye, Izu no odoriko y otra copia de la novela que leía Músico quise ser.
—Veo que leíste mi novela —saludó Edo mientras se sentaba y veía el libro que yacía cerrado sobre la mesa.
—Si, como lo querías —dijo un poco molesta: ni sus acciones le pertenecían.
—¿Qué te pareció?
—Interesante.
—¿Interesante?
—Interesante
Edo no intentó preguntar qué quería decir ella con esa palabra. No era exactamente lo que esperaba. La miró, sin embargo, para tratar de sacar de ella otro comentario sobre su novela. Pero tuvo que desviar su mirada porque la muchacha que atendía el café había aparecido al lado de la mesa y esperaba su orden. Pidió un café helado.
—¿Me hiciste venir a este café para hablar de tú novela? —llamó su atención la doctora Rodríguez—. Es un nombre interesante el de este café: “Palacio de Loci”. ¿Es tu palacio mental?
—No te hice venir.
—Hubiéramos podido vernos en el consultorio como la vez pasada.
¿Estaba de mal humor? Él no la había hecho venir hasta acá. Había sido una invitación y ella muy bien hubiera podido decir que no. Además no la había invitado para hablar sobre su novela, aunque la verdad había estado pensando en ella en los últimos días.

Memorias

—Es una novela autobiográfica —adivinó sus pensamientos la doctora Rodríguez—. ¿Cierto?
—De cierta forma todas las novelas son autobiográficas.
—En cierto modo.
Edo estiró la mano y tomó el libro que yacía cerrado sobre la mesa. Su primera y única novela. Sí, aquel libro era, definitivamente, una autobiografía. Quizá la palabra Memoria era más precisa, Edo no se había limitado a contar parte de su vida. No, había muchas escenas y personajes que él había creado.
—Sí, es mi historia —confesó Edo—. Utilicé mi historia como argumento. La mayoría de las escenas son recuerdos que me persiguen, la mayoría de los personajes son reales, la mayoría de los escenarios los pisé yo mismo —la melancolía lo hizo suspirar—. Sin embargo, las acciones específicas, los diálogos y la mayoría de detalles los cree para enriquecer la historia. Me imagino que es imposible, y limitante, ser fiel a la realidad.
—Verdad. Por el simple hecho de ser recuerdos, el pasado está lleno de ficción.
La mesera volvió a aparecer y mientras ella dejaba el café, el azúcar y la leche sobre la mesa, Edo y la doctora Rodríguez permanecieron en silencio, mirándose a los ojos, quizá a los labios también.
—Muchas de las novelas que leo ahora son memorias —continuó Edo cuando la mesera había desaparecido de nuevo—. He prácticamente devorado los libros de Henry James y estoy comenzando a hacer lo mismo con Bukowski.
—Traté de leerlo. Pero no me gustó
—¿Qué novela leíste? —preguntó Edo interesado.
Post Office
—Lee Ham on Rye. Es la mejor.
—Quizá lo haga —mintió la doctora Rodríguez—. Me gusta mucho Graham Greene.

Nuestras experiencias

Argumentos inventados en escenarios vividos

Edo levantó su mirada con alegría. Sonrió. La miró. ¡Edo conocía muy bien a Graham Greene! Había leído casi todas sus novelas y aún consideraba The Power and the Glory como una de sus novelas favoritas.
—Graham Greene usa la experiencia de una forma diferente —sentenció Edo, un poco petulante—. Graham Greene utiliza los escenarios donde vivió, los temas que lo atraían de esos escenarios y algunas vivencias que había tenido en ellos, pero el argumento de sus novela es ficticio: las escenas son construidas en su totalidad, así como los diálogos y los personajes.
—Sí —desechó su petulancia—. Leí una biografía de él. Su vida misma parece una novela.
—Es lo que quiero también de mi vida. Quiero que mi vida sea interesante de leer.
La mano de la doctora Rodríguez se acercó al pocillo de café que había sido milagrosamente lleno. Acercó a sus labios, pero antes de que estos tocaran el líquido, regresó el pocillo al plato. Le molestaba pensar que nada de lo que estaba pasando había sido decidido por ella. En vez del café tomó la pequeña galleta que estaba al lado del pocillo y se la llevó a la boca.
—¿No es más fácil usar esta estrategia para escribir?
—Para mi lo sería —confesó Edo—. Cuando estaba escribiendo Músico quise ser, tenía la tendencia de ser fiel a los hechos. Tenía que repetirme constantemente que mis experiencias eran tan solo un instrumento para crear la novela y que tratar de ser fiel a lo que había pasado era una barrera innecesaria que podía afectar la calidad de la novela.
Edo miró de nuevo la copia de su novela que aún yacía sobre su lado de la mesa. Como alejando el pasado, empujó el libro hasta que este quedó cerca del café que la doctora Rodríguez estaba ignorando. Ella recibió su pasado, lo abrió al azar y leyó en silencio el párrafo que apareció frente a ella.

Explorando realidades alternas

—Quizá deberías escribir este libro de nuevo bajo otra perspectiva —propuso la doctora Rodríguez mientras bajaba el libro.
—Lo he pensado. Utilizar tan solo los temas que quería explorar e inventar el resto.
—¿Qué temas querías explorar?
—El fracaso —tras una pausa—, y la amistad.
—Quizá podrías crear una realidad paralela, un mundo donde las cosas sucedieron de una forma diferente. Reinventar la realidad.
—Sería un buen experimento. Pero no creo que lo haga. Ya quiero dejar esa parte de mi vida atrás. Ahora esa etapa de mi vida es tan solo una novela.
La mesera apareció de nuevo y llenó el pocillo de café. Edo, a diferencia de la doctora, tomó el café sin pensar quién decidía llenar o no su taza. Tomó un sorbo largo que quemó su garganta. Sintió el calor bajar por su pecho y caer pesadamente en su estómago.
—¿Qué método vas a usar para tu próxima novela?
—No sé, pero quizá hable sobre nosotros.
—O sea —lo miró seriamente la doctora Rodríguez—. ¿Fantasía o esquizofrenia?
—¿Fantasía?
—Esquizofrenia.

La escuela de Atenas

La estructura de los tres actos: planeando una novela

La escuela de Atenas

La escuela de Atenas – Rafael

Aristóteles, en su poética, menciona seis principios que debe tener la tragedia. Uno de ellos es la unidad de la acción. Según este principio, una tragedia relata una historia que puede ser recordada como una unidad. Esto es, la historia debe tener un principio, un desarrollo y un final. La tragedia no busca contar todas las acciones de un personaje ni todas las acciones que suceden en un determinado tiempo, sino las acciones que conforman un acontecimiento específico.

Esta idea que Aristóteles vio en la tragedia, es aplicable en muchos géneros narrativos. La novela, el cuento y, posteriormente, el cine desarrollaron de un modo u otro este principio de unidad de la acción. Estos géneros desarrollaron la idea en lo que ahora conocemos como la estructura de los tres actos.

En la estructura de los tres actos organizamos la acción en tres diferentes partes: un principio, un medio y un fin. Consiguiendo así una unidad sólida que puede ser recordada como una historia única, individual.

El primer acto

El inicio es conocido como primer acto. En este sección se presentan los personajes y las relaciones entre estos. También se expone el ambiente general de la historia.

Además de exponer a los personajes y escenarios, el primer acto presenta la acción que da inicio a la historia. Tradicionalmente, las historias comienzan cuando algo inusual le sucede a un personaje. Un problema o situación que el personaje debe solucionar para establecer la normalidad de su vida. Este acto puede ser producido por el mismo personaje o por una fuerza exterior. Pero sin importar su origen, este acto debe ser inusual para el personaje y dar inicio a una reacción de eventos.

Diferentes autores organizan estos dos elementos del primer acto de diferente formas. Algunos escritores inician con el incidente antes de presentar a los personajes. Otros comienzan con la exposición y luego con la acción inicial. Hay bastantes formas de organizar estos dos elementos, pero antes de escribir la historia es mejor clarificar cuál va a ser el incidente y quiénes van a ser los personajes.

El segundo acto

El segundo acto es el desarrollo de la historia. Acá se presentan las acciones que el personaje toma para tratar de resolver el problema. Estas acciones iniciales del personaje conllevan a otros problemas mayores. Esto es debido a que el personaje aún no sabe cómo resolver el problema y sus acciones lo llevan a empeorar las cosas. Tradicionalmente, los problemas que el personaje debe enfrentar son cada vez mayores. Esto aumenta la tensión de la narración hasta que esta llega a su punto más elevado: el clímax. El clímax es así el punto de la historia con más tensión. Este punto va generalmente en el segundo acto.

Así, el segundo acto muestra:  1. las acciones del personaje para confrontar los problemas que afronta, 2. los nuevos problemas que el personaje causa o que caen sobre éste y 3. el clímax. En este acto también se incluyen las nuevas relaciones que el personaje desarrolla y que le sirven para aprender a afrontar los problemas. Como mencionamos, muchos de los intentos del personaje fallan por culpa de su inexperiencia en lidiar con la actual situación.

Para planear la historia, es importante saber cuál va a ser el clímax de la historia. Saber el clímax de la historia va a ayudar al escritor a determinar cuales son las acciones anteriores que conducen a ese clímax.

El tercer acto

El tercer acto es el final de la historia. Como final, los problemas que afronta el personaje son resueltos. Además, en este acto muchas veces se expone -como contrapartida a la exposición del primer acto- los cambios que el personaje ha experimentado. En otras palabras describe quienes son los personajes después de lo sucedido.

Preguntas a responder

Cómo usar la estructura de los tres actos

La estructura de los tres actos divide la historia en tres partes para asegurar la unidad de esta. Con esta estructura podemos planear la historia antes de sentarnos a escribir. Lo que necesitamos es definir los elementos que necesitamos para desarrollar cada acto. Así, para el primer acto necesitamos determinar cuál es la acción inicial que da inicio a la historia y quiénes son los personajes. Para el segundo acto necesitamos determinar cuál es el clímax. Una vez sabemos cuál es el clímax, podemos pensar en las acciones o problemas anteriores que conducen al clímax y quiénes son los personajes que ayudan o enseñan al protagonista a enfrentar esos problemas. Finalmente, debemos saber cuál es el final de la historia. Para recordar:

  1. ¿Cuál es la acción inicial que da inicio a la historia?
  2. ¿Quiénes son los personajes?
  3. ¿Cuál es el clímax?
  4. ¿Cuál es el final?

Una vez hemos respondido estas preguntas, podemos comenzar a desarrollar el primer borrador de la novela. Esto nos asegurará que la novela se lea como una historia individual, como un uno.

Ejercicios de poesía

Ejercicios de poesía del curso «Sharpened Visions»

Ejercicios de poesía

Ejercicios de poesía

En un artículo anterior describimos cómo la poesía utiliza algunas técnicas y herramientas que pueden ser de utilidad a los novelistas. Las herramientas descritas en aquel artículo pueden ser estudiadas con más profundidad en el curso de Coursera: Sharpened Visions: A Poetry Workshop. Aunque el curso está en inglés, las herramientas y técnicas descritas son igualmente aplicables a la escritura de poemas en español.

Al final de cada lección de este curso se presentan ejercicios para que los participantes escriban un poema. Estos ejercicios me parecieron muy valiosos y por ello decidí traducirlos y publicarlos.  Antes de comenzar con el primer ejercicio quiero agradecer al autor de estos, Douglas Kearney, por permitirme traducir y publicar los ejercicios del curso.

1. El poema encontrado: un nuevo poema en tres sencillos pasos

Busque un párrafo de texto en un libro o en la web y divida este pasaje en diferentes líneas para crear un poema encontrado. Un poema es más que un texto en prosa dividido en líneas, pero este ejercicio puede ayudarle a experimentar con el ritmo y el sonido de una forma rápida.

2. Bien dividido: rompa un bloque de poesía famoso

A continuación se muestra un trozo de poesía que ha sido despojado de la división de las líneas. Las mayúsculas también han sido removidas, a excepción de cuando son gramaticalmente necesarias. Copie el texto dado a continuación y añada las divisiones de las líneas donde crea que deberían ir.

Las cosas viejas, tristes, desteñidas, sin voz y sin color, saben secretos de las épocas muertas, de las vidas que ya nadie conserva en la memoria, y a veces a los hombres, cuando inquietos las miran y las palpan, con extrañas voces de agonizante dicen, paso, casi al oído, alguna rara historia que tiene oscuridad de telarañas, són de laúd, y suavidad de raso.

Texto original de José Asunción Silva: http://www.poemas-del-alma.com/jose-asuncion-silva-vejeces.htm

Escúchelo en la voz de Álvaro Mutis http://amediavoz.com/MutisSilva_Vejeces.rm

3. Cree una naturaleza muerta: sin todas esas manchas de pintura

Siguiendo la tradición de los imaginistas, escriba un poema que describa un objeto. Sea tan literal y vívido como sea posible. Levante el objeto (si es posible), mírelo desde todos los ángulos. Considere su color, su peso, su textura, su material y escriba una imagen.

4. Hola, mi nombre es …: título del poema como catalizador

Piense en el título de un poema, construyendo su nombre de la siguiente manera: El [nombre concreto] de [nombre abstracto]. Por ejemplo: «El queso del Tiempo» o «El mono de la santidad» o «El Cuchillo de filete de la desesperación». Si un título como estos no lo anima a seguir escribiendo, escriba entonces un poema basado en el título creado.

Nombre como catalizador

5. Usted es tan presumido: cuando una metáfora no es lo bastante fuerte

Como se mencionó en el curso, las metáforas son a menudo más poderosa cuando los objetos que se comparan son muy diferentes. Sin embargo, cuando hay una gran brecha entre el objeto de la metáfora y su figura, tiene que convencer al lector de la validez de su metáfora. Para ello se necesita una presunción. Una presunción es como una metáfora extendida, pero argumenta a favor de la metáfora en sí. «La Pulga» de John Donne, donde argumenta que una pulga es una cama matrimonial, es un buen ejemplo de presunción. ¡Intente crear uno de estos poemas!

La pulga en español: http://blogdelamasijo.blogspot.jp/2012/07/john-donne-la-pulga.html

6. ¡Uno de nosotros! ¡Uno de nosotros!: desarrollando un sistema enfocado de imágenes

Escriba un poema en el que se todas las figuras literarias utilizadas se refieran a un solo tema en particular. Por ejemplo, todas están relacionadas con los insectos, los principios de ingeniería o están conectadas con la ecología de los desiertos. No es necesario apilar todas las figuras; de hecho, utilice moderación si lo desea, pero de manera coherente.

7. Mordiendo rimas: las rimas pueden ser difíciles de crear, dejemos a alguien más que lo haga

¡Es un plan diabólico! Busque un poema que rime. Preferiblemente un poema famoso. A continuación, escriba aparte todos los finales de las rimas -en otras palabras, el final de cada línea. Ahora, sustituya el resto de las líneas que conducen a esas palabras que riman con su propia escritura.

8. Entrene esa vocal: escriba su propio lipograma

Ya leyó el lipograma de Cathy Park Hong, ¿verdad? Ahora es tiempo de escribir su propio lipograma. Elija una vocal y escriba un poema en el cual no utiliza palabras con otras vocales.

9. Camine un metro con un compás ajeno: explorando el ritmo y el sinsentido

La mejor forma de familiarizar su cerebro métrico es escribir sobre el andamiaje de un poema métricamente fuerte. ¿Cómo hacer esto? Busque un poema con un ritmo constante. Léalo en voz alta varias veces para probar el ritmo del poema. A continuación, escriba el poema reemplazando todos los sustantivos, adjetivos y verbos con otras palabras que tengan el mismo patrón de tensiones. No se preocupe si las oraciones resultantes tienen sentido o no, en estos momentos enfóquese solo en los sonidos.

10. Entre en formación: escriba un poema utilizando una forma métrica tradicional

A continuación se presentan una serie de formas que no necesariamente tienen una rima, pero que sí tienen una métrica. Escribir uno de estos poemas. Un consejo: en el primer borrador, tan solo escriba el poema y añada las limitaciones rítmicas durante la fase de revisión.

Alexandrine

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