En la cocina hay una mesa cuadrada. Es una mesa pequeña donde apenas ellos dos caben. En aquella mesa han pasado muchas cosas. Es quizá el lugar favorito de Lina y Edo. A ellos les gusta aquel espacio cerca al café, cerca a los bocadillos, al queso, al vino. En aquel espacio se sienten más relajados que en el comedor, otro sitio donde ellos pasan bastante tiempo. Además de la mesa de la cocina y del comedor, el sofá en el estudio es otro lugar donde Lina y Edo pasan el tiempo juntos. Aquel sofá es un lugar común, un espacio neutro ubicado frente al escritorio de Lina y al lado del escritorio de Edo.
Pero Edo y Lina comenzaron la planeación del modelo para escribir una novela en la pequeña mesa cuadrada de la cocina. Fue un sábado en la noche, después de unas copas de vino y una conversación sobre cómo iban a escribir el modelo. Hubo un pequeño silencio mientras Edo llenaba de nuevo las copas con aquel Malbec que habían comprado y abierto aquel mismo día. Los dos sabían la respuesta, pero fue Lina quien rompió el silencio. La forma de escribir el método era por supuesto escribiendo una novela; ¿de qué otro modo podrían hacerlo? Edo sonrió mientras tapaba la botella de vino e iba a un cajón de la cocina a sacar un cuaderno que mantenían allí para escribir ideas, recetas, anotaciones y cualquier cosa que pasaba por sus mentes y necesitaba ser registrada fuera del cerebro. Regresó a la mesa, se sentó en diagonal a Lina y, abriendo el cuaderno, escribió un título: Modelo para escribir una novela.
—Lo primero que necesitamos es la idea.
Edo pensó. Lina pensó. Pero fue Edo el que respondió:
—¿Por qué no escribir sobre la incapacidad de un escritor de escribir una novela?
Por supuesto que era sobre él. Edo lo sabía; Lina lo sospechaba. Pero ninguno de los dos dijo nada. Era un buen tema: era apropiado para lo que querían hacer y tenían suficiente contexto para escribir sobre ello. Edo escribió el tema en el cuaderno.
—Ahora… —Se detuvo Lina—. Espérame un segundo traigo mis notas.
Lina se levantó y salió de la cocina. No se demoró mucho. Apenas se tomó el tiempo suficiente para subir las escaleras, coger una carpeta llena de papeles medio sueltos y bajar de nuevo las escaleras. Ya en la cocina abrió la carpeta y buscó un papel donde había escrito una lista:
- Definir el tema
- Definir los elementos principales de la estructura
- Escribir la trama principal
- Escribir los perfiles de los personajes principales
- Definir el narrador
- Escribir el argumento
- Crear la lista de escenas
Los elementos principales de la estructura
Le pasó el papel a Edo quien lo miró y preguntó cómo iban a definir los elementos estructurales.
—Primero necesitamos tres acciones: el suceso inicial, el clímax y el final —explicó Lina.
—Es la estructura de los tres actos, ¿verdad?
Sí, sí era la estructura de los tres actos. El suceso inicial les daría el punto de partida de la historia. Es aquel suceso especial que saca al personaje de su rutina y lo ubica en una situación que vale la pena contar. El clímax era el punto de tensión más alto. El final era el final. Edo pensó. ¿cuál había sido el suceso que le había hecho causar esa ansiedad que tenía en estos últimos tiempos? ¿Era quizá reflejarse en Lina? Entonces el suceso inicial fue aquel momento en que ella le contó que iba a escribir una novela. Edo escribió.
¿Y el clímax? El clímax fue leer el borrador de la novela de Lina. Ahora solo faltaba el final. Edo pensó; Lina lo vio pensar.
—Va a terminar con la publicación de la novela por supuesto —dijo finalmente Lina—. Va a ser un final feliz.
Después de esos tres sucesos, el paso siguiente era crear las acciones ascendentes y las acciones descendentes. Lina explicó como había leído en algún lado sobre la pirámide de Freytag. Las acciones ascendentes son aquellas que llevan al clímax. Las acciones descendentes aquellas que llevan del clímax al final. Edo pensó mirando las copas vacías. Estiró su brazo derecho y agarró la botella, sirvió un poco en cada copa y corrió la copa de Lina hacia ella. Lina la agarró, la levantó, miró a Edo y brindó en silencio. Luego pusieron las copas en la mesa y se miraron.
—Deberíamos continuar mañana —dijo Lina.
Edo la tomó de la mano y salieron de la cocina juntos.
Al siguiente día, en la misma mesa, casi a la misma hora, terminando la misma botella de Malbec, Lina y Edo hicieron la lista de acciones ascendentes y descendentes. Las acciones ascendentes fueron casi una reflexión de lo que había pasado en los meses anteriores: el libro de cuentos, la novela que Edo no pudo terminar, NaNoWrimo; las acciones descendentes eran casi un plan de lo que harían en los meses que venían: la escritura de la novela, la edición, el modelo en sí. Nina terminó de escribir la lista en el cuaderno mientras explicaba que en el siguiente paso tendrían que escribir la trama.
La trama principal
¿Cómo lo harían? La trama era prácticamente escribir el primer borrador pero siguiendo la secuencia temporal en que sucedían las acciones. Estas acciones deberían estar enlazadas en una relación de causa efecto. ¿Deberían repartir el trabajo? ¿O tratar de escribir la trama juntos? Lina dejó el lápiz sobre la mesa, tomó la copa de vino y propuso escribirlas por separado. Edo escribiría los números pares y ella los impares.
Así lo hicieron, aquella noche y en la noche que siguió, Edo y Lina escribieron la trama de la novela. Lo hicieron por separado, pero juntos, en aquella mesa, casi uno al lado del otro. En la cuarta noche, leyeron lo que habían escrito y unificaron las ideas. Lina repetía que era tan solo un borrador y que no importaba el estilo. Tendrían que escribir un par más de esos borradores en el siguiente paso también, cuando escribieran los perfiles de los personajes. Por ahora lo importante era mirar que no se contradijeran, que las acciones estuvieran ordenadas en un orden cronológico y que estuvieran conectadas en una relación causal.
Los perfiles de los personajes principales
La novela tenía dos personajes principales: él y ella. Edo y Lina.
—y la doctora Rodríguez —añadió Lina.
Edo no supo que decir. Le incomodaba que Lina la mencionara. Le incomodaba que Lina la hubiera introducido en las acciones de la trama que había escrito. Pero aceptaba que ella era un personaje de cierta importancia en lo que había pasado hasta ahora.
—¿Sabes que sería divertido? —sonrió Lina—. Que tú escribas mi perfil y yo el tuyo.
—Me gusta la idea. Hagámoslo.
—Yo me encargo de escribir el de la doctora Rodríguez.
—¿Ella necesita uno?
—Quizá
Edo comenzó a escribir inmediatamente. Pero se detuvo. ¿Cómo podría escribir un buen perfil? Debía tener el nombre y el género por supuesto. La edad no le pareció tan importante, pero seguro debería estar ahí. Para conocerlo mejor, sería bueno incluir una descripción física del personaje y para profundizar aun más, una descripción mental y espiritual sería ideal. Finalmente, una biografía donde la parte principal era la trama de la novela vivida desde el punto de vista del personaje. Entonces, Edo escribió una lista de lo que debería escribir, algo así;
- nombre, edad y género
- descripción física, mental y espiritual del personaje
- biografía que incluye la trama de la novela vista desde el personaje mismo.
Movió el cuaderno con la lista hacia el asiento de Lina y preguntó su opinión. Le parecía bien, Ella había incluido lugar y fecha de nacimiento, características únicas del personaje y sucesos importantes. Pero aquello podía ser incluido en la biografía o en la descripción general. Le gustaba ese orden porque era también un ejercicio de escritura: en vez de llenar un formulario, escribirían un relato describiendo al personaje y su vida.
—Hagámoslo así ahora y después podemos pensar como hacer el perfil del personaje más eficaz.
Y así lo hicieron. Edo escribió el perfil de Lina y Manuel; Lina escribió el perfil de Edo y la doctora Rodríguez.
El narrador
Faltaba un personaje por describir: el narrador. En Dos, Lina solo había pensado en el tipo de narrador de una forma muy simple: primera persona, segunda persona o tercera persona. Había elegido tercera persona y continuado con el argumento. Pero ante la pregunta de Edo de cómo describirían al narrador, Lina pensaba que quizá sí era mejor crear para el narrador un perfil en sí.
Lina giró, miró el reloj: 3:24 AM. Maldijo a Edo por haber traído aquel tema cuando iban a dormir y cerró los ojos. Pero no pudo dormir. Su mente seguía pensando en el narrador. Era posible darle un nombre, una edad y un género. Era posible describirlo física y mentalmente. Esto ya estaría hecho si el narrador era parte de las acciones de la historia, pero ¿valía la pena hacerlo cuando no era parte de la historia? Sería un buen ejercicio que quizá enriqueciera la forma como se contaría la historia, pero no le parecía tan necesario. Ya habían decidido que el narrador del modelo sería omnisciente. Lo habían decidido un minuto antes de que Edo hiciera aquella pregunta que la tenía desvelada. Si era un narrador omnisciente, era prácticamente el dios de aquel mundo. No necesitaba un nombre aparte de el narrador, no necesitaba una edad o un genero. ¿Qué importaba la descripción física y mental? El sueño llegaba al mismo tiempo que su decisión de no escribir un perfil para el narrador. Mañana, al despertar, si se acordaba, se lo diría a Edo.
El argumento
—Siempre he confundido la trama y el argumento —dijo Lina mientras miraba el cuaderno de notas—. La trama es la historia en su orden cronológico; el argumento es la historia en el orden como se cuentan las acciones.
—Así que es prácticamente ordenar las escenas que escribimos en la trama?
—Prácticamente. Pero acá podemos añadir escenas retrospectivas, tramas paralelas, trasfondo de los personajes y el resto de elementos que vamos a contar —añadió Lina—. Quizá para el modelo la trama y el argumento son prácticamente iguales.
—Sí, hasta la trama ya utiliza el narrador omnisciente.
Edo y Lina miraron el cuaderno en silencio. Pensaban qué añadir. Pero nada más llegaba a sus cabezas. Levantaron las miradas casi al mismo tiempo, se miraron casi al mismo tiempo.
—Entonces sigamos con el siguiente paso.
La lista de escenas
Ya con la trama, el argumento, que en el modelo son prácticamente lo mismo, el siguiente y último paso para planear la novela es crear una lista de escenas. Este paso es fácil ya que el argumento sigue la lista de escenas. ¡Edo y Lina terminaron la lista de escenas para el modelo en hora y media! En la lista, escribieron cada escena incluyendo un título, el lugar, los personajes que tomaban parte en ella y una breve descripción de las acciones de la escena.
Una vez terminaron, miraron la lista, se miraron y sonrieron sintiendo que más de la mitad de la novela estaba lista.
—Ahora solo nos toca escribirla.